Como sabrán, me gusta ver lo que hacemos los Leones, para recibir el “feedback”, como dicen los ingleses. La sensación de ver el resultado de lo conseguido por nuestros esfuerzos y recibir el agradecimiento de aquellos que han sido beneficiados, gracias a nuestra ayuda, es una satisfacción enorme. Aprovechando mi visita a Perú, me acerqué con mi esposa Loly, a las casas construidas por nosotros para los damnificados del terremoto de agosto, del 2007, en el departamento (Provincia) de Ica. En aquella ocasión juntamos dinero suficiente para construir 23 casas, en una pequeña comunidad llamada CAÑAPAY - Puquio Santo Alto, a unos 5 kilómetros de la población de CHINCHA, de la Región de ICA. Esta pequeña comunidad, consta de 80 casas, de los cuales fueron prácticamente todos destruidos, habiendo incluso dos fallecidos. Esta comunidad está dividido en tres sectores, de las cuales nosotros, hemos construidos 23 de las 25 casas nuevas instaladas en uno de los sectores. En estas 25 casas viven 38 familias.
Nuestras casas estaban a más de dos horas y media hacia el sur de Lima. Salimos por la mañana, llegamos al medio día, y lo primero que hicimos era buscar nuestro contacto en el pueblo, una señora llamada Gregoria Mateo (en la foto, de rojo con los niños), que es la "coordinadora del vecindario", además de víctima del terremoto. Ella nos acompañó a visitar a cada una de las casas, empezando por la casa del “Teniente Gobernador” del barrio, Rafael Paula de la Cruz, que también nos acompañó durante toda la visita. No logré ver a todas las familias, ya que no pudimos contactar con ellos antes de la visita, pero conseguí visitar casi todas las casas. Algunas han progresado y otros están en una situación realmente triste y con unos niveles de extrema pobreza. Todos son campesinos muy humildes, con absolutamente nada en sus casas, salvo uno que ha montado un bar-tienda y ha progresado de una forma sorprendente, la casa estaba llena de buenos muebles de madera, además de otras comodidades normales de una casa en España. La mayoría han ampliado sus casas con paredes de estrías de bambú con barro o ladrillos de adobe y cubiertas con planchas de latón. La mayoría tienen lazos de parentesco entre ellos e incluso una de los casos, han juntado los tres módulos para hacer un mini barrio, rodeado de un muro.
Casí todos son agricultores, que trabajan el campo y muchos han convertido el terreno alrededor de sus casas en pequeñas granjas, por ejemplo una es criadora de pavos, otro de patos y otro de “Cuys”, un pequeño roedor parecido a un hámster grande, que es una exquisitez para los peruanos. Una de las mujeres que no conocí, estaba en el campo, ya que es criadora de cabras. Las necesidades son tremendas y realmente están abandonos a su suerte, pero han conseguido dos cosas buenas. Una es que el gobierno ha reconocido la propiedad del terreno de las casas para su dueños, y segunda han cedido a la comunidad terrenos para diferentes instalaciones. Ellos ya han construido una pequeña iglesia, muy sencilla, pero llena de amor, me llegó al corazón ver el esfuerzo hecho, por tan pocas personas, para tener este espacio de culto tan importante para ellos. Y además han construido un pequeño campo de juego (tamaño de una cancha de baloncesto) con base de cemento y dos porterías tipo futbol sala.
Es absolutamente necesario tener un lugar para cuidarlos y alimentarlos durante el día, de hecho tienen un pequeñísimo cuarto hecho de estrías de caña sin techo, pero a todas luces inadecuado para la función (Vean la foto). Lo único que pide el material de construcción para la pequeña guardería, o sea cemento y los hierros, ya que el trabajo lo harían los propios vecinos. He solicitado a Juan Carlos, que me mandara un presupuesto de material, a ver si podemos realizarlo, creo que sería perfectamente abordable para nuestro Leonismo. Lo que sentí era no poder acercarme a ver los colegios construidos por nosotros en Monquegua, ya que estaban muy lejos, están situados al sur, muy cerca de Chile, en otra ocasión será. Quiero agradecerle profundamente a Juan Carlos Vidal, que lleva solamente un año de León, por haberme acompañado durante todo el día, para poder visitar nuestro pequeño poblado. Creo que ha sido una buena experiencia para él. Desde luego para mi esposa Loly y yo, nos ha llenado de satisfacción ver a estas familias y a todos los niños, mi mujer compró un montón de chucherías, que fue una delicia para ellos. Son una genta fantástica, y espero algún día poder a volver a verles. ¡NOSOTROS SERVIMOS!
Luis
Domínguez Calderón |
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Fecha del Correo 25/01/2010 |